La seguridad y el bienestar de los y las gimnastas son una prioridad en cualquier programa de gimnasia. Los entrenadores tienen una gran responsabilidad en garantizar que los atletas estén protegidos contra cualquier tipo de abuso, ya sea físico, psicológico o sexual.
El abuso psicológico puede ser igual de dañino que el abuso físico o sexual. Un entrenador que usa un lenguaje ofensivo o humillante puede causar un daño emocional a largo plazo en los y las gimnastas. Los comentarios despectivos sobre el peso, el cuerpo y el rendimiento pueden afectar la autoestima y la confianza de los atletas, lo que a su vez puede influir negativamente en su desempeño en la gimnasia.
Es importante que los entrenadores establezcan una cultura de respeto mutuo y confianza. Los y las gimnastas deben sentirse cómodos al comunicarse con su entrenador sobre cualquier problema o preocupación que puedan tener, y deben ser animados a hacerlo. Los entrenadores deben ser conscientes de cualquier signo de abuso y tomar medidas inmediatas para detener cualquier comportamiento inapropiado.
Además, los entrenadores también deben estar atentos a cualquier posible abuso sexual. El abuso sexual en la gimnasia es un problema grave y ha sido denunciado en varias ocasiones en los últimos años. Los entrenadores deben estar capacitados para reconocer los signos de abuso sexual y tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los/las gimnastas. Los y las gimnastas deben sentirse seguros en su entorno de entrenamiento, y los entrenadores deben tomar medidas para garantizar que ese entorno sea seguro.
Otro aspecto importante de la seguridad de los/las gimnastas es la prevención de lesiones. Los entrenadores deben ser conscientes de los riesgos asociados con la gimnasia y tomar medidas para minimizar esos riesgos. Esto puede incluir la enseñanza adecuada de técnicas de aterrizaje, el uso de equipo de seguridad y la supervisión adecuada durante el entrenamiento y la competición.
Desde el principal organismo mundial de la gimnasia FIG (Federación Internacional de Gimnasia) se han implementado protocolos para actuar ante estas situaciones, las mismas han sido implementadas en todos los países del mundo, En Sudamérica, la CONSUGI (Confederación Sudamericana de Gimnasia), tiene una comisión especial para afrontar estas acciones con sus países miembros.
En resumen, la seguridad de los y las gimnastas es una responsabilidad importante para los entrenadores. Los entrenadores deben establecer una cultura de respeto y confianza, estar capacitados para reconocer los signos de abuso y tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los/las gimnastas. Además, los entrenadores también deben tomar medidas para minimizar los riesgos de lesiones. La seguridad y el bienestar de los/las gimnastas deben ser una prioridad en cualquier programa de gimnasia.