La calistenia, un entrenamiento de origen griego que combina belleza (kallos) y fuerza (sthenos), tiene una estrecha relación con la gimnasia, especialmente en su enfoque en el control corporal, la precisión de los movimientos y la conexión entre mente y cuerpo. Esta disciplina utiliza el peso corporal como principal herramienta, trabajando los músculos de forma funcional mientras se cuida la estética y se evita el uso de cargas externas.

La calistenia y la gimnasia coinciden en su búsqueda del equilibrio físico y técnico. Movimientos como dominadas, fondos en paralelas o posturas estáticas en barras y anillas son comunes en ambas prácticas. La precisión y el arte en la ejecución son esenciales, ya que no solo se trata de fuerza, sino de gestionar y controlar cada postura para evitar lesiones y maximizar resultados.

“De nada sirve fomentar la fuerza bruta si no se la puede gestionar”, explica Pablo Daniel Cuba, instructor deportivo en el Grupo Oita de Posadas (ARG). Cuba resalta cómo la calistenia promueve la fraternidad entre sus practicantes, quienes comparten técnicas y conocimientos en espacios abiertos como el parque de calistenia en la Costanera.

Otra gran similitud con la gimnasia es el enfoque en la progresión técnica. En calistenia, los ejercicios se adaptan al nivel del practicante, ya sea principiante o avanzado, para desarrollar un control corporal que permita ejecutar movimientos con mayor perfección.

Ambas disciplinas comparten un mismo objetivo: conectar mente y cuerpo a través de la precisión, la concentración y el control. Para los interesados en explorar esta conexión, la calistenia ofrece una forma accesible y comunitaria de acercarse a los principios que rigen la gimnasia, en especial para quienes buscan entrenar al aire libre y sin equipos de gimnasio.
 

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