Latinoamérica | 19 nov 2024
¿Es la genética el futuro de la gimnasia artística?
Desde los polémicos métodos de Bela Karolyi hasta la investigación genética actual, la gimnasia enfrenta un debate ético. ¿Podrán los avances científicos redefinir quién triunfa en este deporte?
La gimnasia artística y rítmica han sido, históricamente, disciplinas marcadas por la exigencia extrema, tanto física como psicológica. Durante décadas, los entrenadores han sido protagonistas de controversias relacionadas con el trato a sus deportistas, como ocurrió con Bela Karolyi, conocido por su estricta preparación de figuras icónicas como Nadia Comaneci. Sin embargo, un nuevo debate ha surgido en el panorama: el impacto de la genética en la selección y preparación de los gimnastas.
La genética como factor determinante
Desde principios de los años 2000, la posibilidad de emplear estudios genéticos en la gimnasia comenzó a generar discusión. En una entrevista con ESPN, Karolyi rechazó la idea, considerándola demasiado futurista para su tiempo. Sin embargo, el entrenador anticipó que países como China podrían adoptarla eventualmente. En 2014, la Universidad de Milán dio un paso clave en este camino al analizar los perfiles genéticos de gimnastas rítmicas de élite, hallando patrones comunes que podrían explicar su éxito.
El estudio demostró que ciertas variantes genéticas o polimorfismos, como los de los genes ADRB2 y FTO, están asociados a un menor índice de masa corporal y una composición de grasa más baja. Por otro lado, los polimorfismos del gen COL5A1, relacionados con mayor movilidad articular, predisponen a habilidades específicas, como el genu recurvatum, que aumenta la flexibilidad. Sin embargo, esta ventaja viene acompañada de mayor riesgo de lesiones.
En el caso de los gimnastas masculinos, investigaciones más recientes, como un estudio japonés de 2023, identificaron factores genéticos relacionados con niveles de estrógenos, una hormona que, en proporciones elevadas, podría mejorar el rendimiento en la gimnasia masculina. Esto subraya que, aunque las características genéticas puedan diferir por género, su influencia no discrimina.
Ética en la selección genética
Federaciones como la Italiana de Gimnasia Artística han comenzado a considerar el análisis genético para personalizar los entrenamientos de niños y niñas desde los 8-10 años. Según sus defensores, este enfoque busca optimizar las estrategias de preparación en función de las fortalezas y debilidades de cada atleta, evitando el rechazo de talentos potenciales.
Sin embargo, esta práctica plantea interrogantes éticos profundos. Si bien podría ayudar a identificar áreas de mejora, también existe el riesgo de usar la genética para excluir a gimnastas sin "ventajas naturales". A esto se suma la posibilidad de replicar polémicas como la exclusión de deportistas bajo supuestos desequilibrios biológicos, como ocurrió con la boxeadora Imane Khelif.
Más allá de los genes
La evolución de la gimnasia no debe limitarse a lo que la ciencia pueda medir. Aunque la genética ofrezca respuestas valiosas, no es determinante. El talento, la dedicación y la pasión de figuras como Nadia Comaneci han demostrado que lo que realmente define a los campeones son sus logros en el tapiz, más que los códigos en su ADN.