La última Copa del Mundo de Gimnasia Artística de la FIG correspondiente al calendario 2024 tuvo lugar en Szombathely, Hungría. Este evento, tradicional en la gimnasia internacional, marcó el cierre del ciclo competitivo de este año, siendo el único torneo de su categoría después de los Juegos Olímpicos de París. A pesar de la relevancia del evento, la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) no programó otras competencias de la misma envergadura para el resto del año, lo que deja a Hungría como el escenario final antes de la transición a una nueva temporada en 2025.

A lo largo de los años, Szombathely ha sido un punto de referencia para la gimnasia latinoamericana, con nombres como el colombiano Jossimar Calvo, quien en 2017 se consagró con una medalla de oro en este prestigioso torneo. Otros gimnastas de la región también han destacado, como la mexicana Natalia Escalera y la chilena Paulina Campos, quienes participaron en la edición de 2022, así como la argentina Sira Macías, finalista en 2023. Estos logros son un reflejo del crecimiento y la competitividad de la gimnasia en América Latina.

Sin embargo, en 2024, la historia fue diferente. Para sorpresa de muchos, no hubo participación de atletas latinoamericanos en esta edición de la Copa del Mundo en Hungría. Los principales representantes de la región se encuentran inmersos en la preparación para el Campeonato Sudamericano, que se celebrará en Aracaju, Brasil, un evento crucial para sus aspiraciones internacionales. Esta ausencia plantea interrogantes sobre la planificación y las prioridades de los países latinoamericanos en cuanto a su participación en el circuito FIG, especialmente considerando que Szombathely ha sido, históricamente, una excelente plataforma para medir fuerzas con la élite europea.

Por otro lado, el evento en Hungría sirvió como escaparate para una nueva generación de gimnastas europeos, muchos de los cuales se perfilan como las futuras estrellas del deporte. En países como Hungría, donde la gimnasia es una disciplina con tradición, la Copa del Mundo sigue siendo una oportunidad para el surgimiento de nuevos talentos que buscan dejar su huella en el escenario internacional.

El cierre de la temporada 2024 en Szombathely nos deja con un sabor agridulce. Si bien se ha visto un auge de nuevos talentos europeos, la ausencia de representación latinoamericana en un evento de tanta relevancia marca un punto de reflexión sobre las oportunidades perdidas para los atletas de la región. De cara a 2025, será clave que las federaciones latinoamericanas reconsideren su estrategia para maximizar la visibilidad y el desarrollo de sus gimnastas en eventos internacionales como este.

A pesar de todo, el próximo año trae consigo nuevos retos y oportunidades, y los gimnastas de América Latina tendrán la ocasión de demostrar que, con la preparación adecuada, pueden seguir siendo protagonistas en el escenario mundial de la gimnasia.