sábado, septiembre 23, 2023

No metan a los niños gimnastas en sus campañas políticas

En un mundo en el que el deporte es una fuente de inspiración, unidad y valores, es desalentador presenciar cómo algunos políticos recurren a la instrumentalización de niños deportistas en sus campañas políticas. Es importante recordar que los políticos son nuestros empleados, elegidos para trabajar en beneficio de la sociedad y, por ende, de nuestros jóvenes atletas. Sin embargo, en lugar de centrarse en proteger sus derechos y brindar apoyo, algunos han optado por utilizarlos como herramientas de marketing político.

Los niños deportistas merecen respeto y atención, no solo por sus habilidades excepcionales en el campo de juego, sino también como individuos en desarrollo. Su participación en deportes, además de forjar sus destrezas físicas, les inculca valores esenciales como la disciplina, la perseverancia y el trabajo en equipo. Estos valores son fundamentales para su crecimiento personal y, sin duda, contribuirán al bienestar de la sociedad en el futuro.

Sin embargo, cuando los políticos aprovechan la imagen de niños deportistas para promover sus agendas, están socavando la integridad del deporte y explotando a jóvenes que deberían estar enfocados en su formación académica y deportiva, no en servir como peones en juegos políticos.

La práctica de utilizar a niños deportistas en la política plantea varias preocupaciones éticas. En primer lugar, les quita a estos jóvenes atletas la oportunidad de tener una infancia y una adolescencia normales, en las que puedan disfrutar de su deporte sin la presión añadida de la publicidad política. Además, crea una dinámica en la que los niños pueden sentirse presionados para cumplir con las expectativas políticas en lugar de centrarse en su desarrollo personal y deportivo.

Los políticos tienen un deber moral y ético de proteger los derechos de los niños deportistas y de no exponerlos a situaciones que puedan ser perjudiciales para su bienestar y desarrollo. En lugar de utilizarlos como fichas en su juego político, los políticos deberían concentrarse en proporcionar el apoyo necesario para fomentar el crecimiento y el éxito de nuestros jóvenes atletas.

En última instancia, la instrumentalización de niños deportistas en la política socava la integridad del deporte y desvía la atención de los problemas políticos que realmente importan. Es hora de que los políticos recuerden quiénes son sus verdaderos empleadores: la sociedad que los eligió para trabajar en beneficio de todos, incluidos nuestros jóvenes deportistas. Debemos asegurarnos de que nuestros niños puedan disfrutar del deporte y de su infancia sin ser utilizados como peones en una agenda política.




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