Más allá de los resultados en la tabla de clasificación, la noche del viernes estuvo marcada por las lesiones que afectaron a algunas de las principales gimnastas. Shilese Jones, actual medallista de bronce mundial, ya estaba lidiando con una lesión crónica en el hombro cuando sufrió una nueva lesión en la rodilla izquierda durante los calentamientos al aterrizar un salto. Esta situación la limitó a competir únicamente en las barras asimétricas, donde su desempeño fue estelar. No obstante, la gravedad de su condición física plantea serias dudas sobre su capacidad para recuperarse a tiempo para los Juegos Olímpicos de París.
La situación se tornó aún más preocupante cuando, menos de una hora después, Kayla DiCello también sufrió una lesión durante el salto. La gravedad de la lesión de DiCello quedó evidente cuando tuvo que abandonar la competencia en silla de ruedas, retirándose inmediatamente de las actividades restantes de la noche. La seriedad de su lesión podría tener un impacto significativo en su futuro competitivo.
Estas lesiones subrayan la naturaleza exigente y a veces despiadada de la gimnasia de élite, donde la preparación física y la resistencia juegan un papel crucial. Con los Juegos Olímpicos de París en el horizonte, la incertidumbre sobre el estado físico de gimnastas clave como Jones y DiCello añade una capa adicional de complejidad y desafío para el equipo estadounidense, que deberá adaptarse y encontrar formas de superar estos obstáculos en su camino hacia la gloria olímpica.
